En la silla giratoria, escogimos el alma vibratoria
Nos amarramos a la cuerda, a la rueda, al círculo vicioso...
Hicimos del círculo perfecto el mejor tatuaje,
el espíritu afinado, el roce en bemoles
la palabra fue el conjuro,
la señal para saltar al abismo que somos.
Fue la risa, la fuerza, la euforia del primer acorde,
la agonía del último sonido,
fue esa memoria, la luz de la vela, el humo, el espasmo,
el orgásmico refugio del sonido perfecto.
Fue el bar, la cerveza de las 12, la canción conocida,
el track que nunca falla,
el error, el amor, la pasión en sostenido...
Es el dolor vuelto bemol,
Toda la vida, la alegría, el cable,
el regalo que pedalea magia,
la que aún persiste,
la que los mantiene atados a mi oído,
a mis letras, a mis mejores recuerdos..
A mi silla giratoria que gira y gira,
en el círculo perfecto de este viaje
donde yo prefiero estar de pie... escribiendo sus pasos!