Vuelve el corazón retumbante,
el alma difuminando espectros
retomamos recargas en puntiagudos días,
y vuelve a aparecer la misma pestaña en el jabón de tocador,
la propia efeméride de ocasos y alumbrados.
Y vuelve diciembre con su agonía,
con el gesto cierto de caminantes mudos
infantes expectantes...
Los mismos perros de la calle,
las mismas grises aceras,
la misma lluvia ocasional y el calor del amanecer.
Vuelve la lágrima redundante,
el abrazo que no se siente,
la memoria de los ausentes,
y los planes por hacer que jamás se cumplen.
15 de Agosto, 2011 - Stgo. de Chile
Hace 13 años.
1 comentario:
Por eso desgarrar al tigre de papel guardián de las esferas y las esperas.
Eso de esperar segmentos para celebrar es la abyecta aceptación de destinos ajenos.
Un abrazo mi Mayo¡¡
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